lunes, 11 de diciembre de 2017

IBANEZ ST 60 BG.






La Ibanez Studio 60 BG es mi guitarra más veterana pues la compré en 1982 en una tienda de Zaragoza que por desgracia ya no existe. Así que llevamos un feliz matrimonio de unos 35 años. No está mal.



Por aquel entonces usaba unas guitarras koreanas de pésima calidad, no eran como las de ahora ni mucho menos, pero eran las más baratas. El problema es que se desafinaban mucho y en directo tenía que afinar en cada canción.



Así que un buen día me harté de las koreanas y las vendí. Me fuí derecho a la tienda y casualmente acababan de recibir un par de Ibanez de Japón, recien hechas, aún estaban calientes. La otra era tipo Strat pero yo quería un sonido más cañero, eran los 80. 

Después de probarlas me quedé con la ST 60 , me gustaba su forma, el clavijero y las pastillas que eran superpotentes.

No me acuerdo con seguridad cuanto me costó pero creo que era la mitad de una americana. Las Ibanez son unas guitarras de mucha calidad, ésta incluso venía con su estuche, como las guitarras de alta gama.

La serie Studio de Ibanez surgió cuando los japoneses intentaron dejar de fabricar copias o réplicas y ser más originales en los diseños. Además querían dar la batalla a las Gibson americanas.

Vamos a analizar la ST 60 pieza a pieza , empezando por el cuerpo. La madera es caoba laminada, no es una pieza de madera sino sucesivas planchas de caoba pegadas para despues recortarlas dándole la forma.


A este acabado  los japoneses lo llamaron Brasilian Mat Finish. La madera no tiene capas de pintura, solo un ligero lacado por lo que se puede apreciar la veta de la caoba. Estéticamente es preciosa. Pero cualquier leve golpe deja marca en la guitarra.

El mástil es de arce, de tres piezas, va atornillado al cuerpo y es tipo C muy cómodo. Salvo la limpieza necesaria no lo he tenido que tocar. El diapason es de palorosa con 22 trastes.





El clavijero para mí es muy importante y en este caso he de decir que es de lo mejor de la guitarra, mantiene la afinación una barbaridad de tiempo y es suave suave. Es de la casa Ibanez y está como el primer día, los cromados japoneses no son como los chinos.


El puente es fijo, lo que contribuye a mantener la afinación, con seis silletas, también de la casa y con los cromados como nuevos. Lo único que cambié hace tiempo por desgaste fueron  los potes de volumen y tono que puse unos Gibson.

Y llegamos a lo que los guitarristas llamamos las pastillas, los micrófonos que recogen el sonido de la guitarra, transforman la señal y la envían al ampli. Para mí son el 80% del sonido de una guitarra eléctrica. Puedes tener un buen mueble, con buenas maderas pero si tus pastillas son malas no tendrás nada que hacer, vas a sonar mal.


No es el caso de mi Ibanez, dotada de dos pastillas dobles, humbucker, tipo cebra, marca V2, cerámicas y fabricadas por Maxon.

Son un cañón, de alta ganancia similares a las famosas Dimarzio super distortion. Con estas pastillas y un ampli de válvulas el pedal de distorsión te sobra.

Pero a volumen bajo suenan muy bien, muy equlibradas, algo grave la pastilla del mástil, por lo que hay que ecualizarla bien, además hay que tener en cuenta que la caoba es una madera muy cálida que ofrece más graves que cualquier otra.

Es una guitarra que ha estado en muchas batallas y hoy en día si tuviera que hacer un directo seguramente me la llevaría porque es muy versátil y fiable.

Además tiene un diseño que no ha pasado de moda, las PRS que se empezaron a fabricar en 1985 se parecen bastante aunque con leves modificaciones.

Les dejo abajo el folleto de Ibanez de 1982, en donde aparecen estas guitarras.



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